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Conociendo a los camélidos de América del Sur: una familia de mamíferos que posee una fascinante capacidad de adaptación

De aspectos y comportamientos similares, los cuatro camélidos que habitan América del Sur pueden ser fácilmente confundidos entre sí, sin embargo, al observarlos y estudiarlos en profundidad, es posible descubrir las diferencias y características propias que posee cada uno de ellos que los hacen ser animales que son capaces de sobrevivir en ambientes extremos y cumplir un rol fundamental en el ecosistema.

Los camélidos son una familia única en el mundo compuesta actualmente por seis increíbles especies, de las cuales cuatro habitan en los diversos paisajes sudamericanos: el guanaco, la vicuña, la llama y la alpaca. Sus diferencias y similitudes son sorprendentes, pero también sus orígenes, ya que el guanaco y la vicuña son las dos especies silvestres de camélidos que dieron origen a la llama y la alpaca, gracias a la domesticación que realizaron pobladores andinos hace más de seis mil años atrás. Los territorios que habitan el guanaco y la vicuña son tan diversos como sus curiosidades y, en este artículo, nos adentramos en el mundo de estos fascinantes mamíferos artiodáctilos para reconocer a estas dos especies y sus descendientes domésticos.

 

Un pasado interesante

La familia Camelidae, a la cual pertenecen estos animales emblemáticos que son el guanaco (Lama guanicoe), la vicuña (Vicugna vicugna), la llama (Lama glama) y la alpaca (Vicugna pacos), se estima que se originó en Norteamérica hace unos 40 millones de años atrás y, alrededor de tres millones de años más tarde, la subfamilia Camelinae se distribuyó hacia Sudamérica y Asia, tal como lo indica una investigación sobre los camélidos sudamericanos publicada en la revista Avances en Ciencias Veterinarias de la Universidad de Chile.

“La familia de los camélidos que se originó en norteamérica se distribuyó por distintas partes del mundo y son los que existen y conocemos actualmente. Tienen diversas cualidades especiales, como la capacidad de aclimatarse a los paisajes desérticos, siendo capaces de soportar bajos niveles de consumo de agua y adaptarse a pastos duros que son difíciles de consumir por otros hervíboros”, explica Agustín Iriarte, ecólogo, gerente general de la Consultora Ambiental Flora & Fauna Limitada, autor de más de 20 libros de naturaleza y gran estudioso de los camélidos de Chile.

En una nota web realizada por José Yañez, curador senior del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), se estima que los camélidos norteamericanos desaparecieron hace 10 a 12 millones de años atrás, mientras que en los otros territorios las especies lograron evolucionar hacia el guanaco y la vicuña en América del Sur, y hacia el camello con dos jorobas (Camelus bactrianus) y el dromedario (Camelus dromedarius) en el continente asiático.

Más tarde, hace aproximadamente seis mil a siete mil años atrás, aunque hay expertos que estiman que pudiese haber sido hasta hace 10 mil años atrás, los pobladores que habitaban en los Andes comenzaron a domesticar al guanaco y la vicuña a través de selección reproductiva, resultando en llamas y alpacas, respectivamente.

“En los últimos estudios que se han realizado, se ha demostrado que el imperio Tiahuanaco obtuvo a la alpaca a partir de la vicuña y los quechuas obtuvieron a la llama a partir del guanaco. Estos pueblos antiguos los comenzaron a domesticar seleccionándolos genéticamente para que, por ejemplo, la alpaca tuviera más largo de mecha, fuera más dócil o para que tuviera colores especiales; o en el caso de la llama, para poder llevar grandes cargas”, expresa Iriarte.

Los pobladores andinos realizaban diversos cruces entre estas dos especies de camélidos silvestres y domésticos, siendo el cruce más común el de una llama con una alpaca, resultando en un ejemplar que se denomina wari.

“Por ejemplo, si tú cruzas a una vicuña con una alpaca, el ejemplar resultante es fértil, ya que tiene un porcentaje de consanguinidad altísimo de un 99,9%. A veces se pueden cruzar y se produce una llama paco o una paco llama, pero lo normal es que un macho de llama cruce una alpaca”, comenta el ecólogo.

Tras este interesante pasado y evolución que han tenido estos animales herbívoros en América del Sur, es importante destacar que si observamos ejemplares que están libres en la naturaleza, lo más seguro es que correspondan a los camélidos silvestres: el guanaco o la vicuña; mientras que si están acompañados por un pastor, serán camélidos domésticos: llama o alpaca. Más abajo te contamos más detalles e información para lograr una correcta identificación de estas especies.

Los camélidos sudamericanos en la actualidad

Distribuidos por países como Perú, Ecuador, Chile, Argentina, Bolivia y Paraguay, estos habitantes de diversas condiciones climáticas y altitudes, han desarrollado con el tiempo un pelaje de fibra fina, la que los ayuda a sobrevivir a los duros inviernos altiplánicos, la puna o los paisajes de la Patagonia, soportando climas extremos con temperaturas de varios grados bajo cero.

“Una de las cosas que hay que destacar de los camélidos sudamericanos que viven en Chile es que ellos tienen una adaptación extraordinaria a los climas donde se encuentran. Por ejemplo, cuando me ha tocado estar en invierno a 5000 m de altura en sitios donde hay vicuñas, ellas se encuentran en perfectas condiciones, con su lomo con nieve y ellas pastando sin ningún problema. Parte de la adaptación que tienen a esas condiciones climáticas tiene que ver con la fibra muy fina que poseen, considerada la fibra más fina del mundo de un animal ungulado”, expresa Iriarte.

Estos mamíferos artiodáctilos o ungulados, lo que quiere decir que poseen la característica de tener dos dedos, una pezuña y una almohada, cumplen un rol vital en el ecosistema protegiendo los suelos y dispersando semillas, manteniendo el equilibrio en el ecosistema.

“Cuando estaba estudiando mi tesis doctoral en Torres del Paine, había una cerca que separaba entre una estancia y el parque nacional, resultando que en el parque habían más herbívoros por hectárea que en la estancia donde habían ovejas. En la estancia estaba todo arrasado, en cambio, en la parte del parque nacional la vegetación se encontraba intacta y en excelentes condiciones. La razón de todo esto es que el guanaco habita esa estepa patagónica hace millones de años y se dedica a comer distintos tipos de arbustos en diferentes épocas del año manteniéndolos controlados, en cambio, la oveja come solo un tipo de arbusto que es el coirón, lo que produce un desbalance completo en el ecosistema”, explica el profesional.

Sumado al importante rol que tienen los ejemplares silvestres en los suelos, también hay que destacar la relevancia que poseen en la cadena trófica, siendo parte fundamental de la dieta de su principal depredador que es el puma, y de otros animales que aprovechan sus restos.

La caza furtiva, enfermedades como la sarna y el ataque por parte de perros son las principales amenazas que sufren los camélidos silvestres de Sudamérica (guanaco y vicuña), es por esta razón que se han tomado diferentes medidas para protegerlos.

“Debido a la caza desmedida de vicuñas, el año 1967 se creó el Convenio de la Vicuña, transformándose en el primer y único convenio de Sudamérica que controla absolutamente todo el comercio y la caza de una única especie que es la vicuña. Los países que actualmente lo conforman son Perú, Argentina, Bolivia, Chile y Ecuador. Hay que hacer lo posible por proteger al máximo a las vicuñas y los guanacos en Sudamérica porque son un patrimonio, son únicos en el mundo”, comenta Iriarte.

Identificando a cada uno de ellos

Guanaco (Lama guanicoe)

El guanaco se distribuye por el centro de Perú, oeste de Bolivia y Paraguay, y gran parte de Chile y Argentina. En Chile, este mamífero se encuentra desde la precordillera de la Región de Arica y Parinacota hasta Tierra del Fuego y las islas de Hostes y Navarino. Puede habitar hasta los 3000 m de altitud, pero también ha sido observada sobre los 4500 m.

Esta especie es considerada el ungulado salvaje más grande de América del Sur, midiendo entre 1,2 y 1,75 m desde su cabeza al tronco, mientras que su cola puede alcanzar hasta 25 cm.

Su característico pelaje de color café con las partes inferiores de color blanco y cara negra, un rasgo que lo distingue de la llama, hace que puedan camuflarse entre desiertos, matorrales y estepas, sitios donde se alimenta principalmente de hongos, hierbas, arbustos y árboles.

Poseen una conducta grupal que se evidencia en la conformación de grupos de un solo macho y varias hembras, grupos únicamente de machos subadultos no reproductivos o de machos solitarios.

“En general, en todas las regiones de Chile, el guanaco está considerado Vulnerable (VU), y solamente en las regiones de Aysén y Magallanes están fuera de peligro porque hay muchos ejemplares. Sin embargo, donde hay más ejemplares es en Tierra del Fuego, ya que no hay ningún predador que los cace”, comenta Agustín Iriarte.

*Fuente: Iriarte, A. 2021. Guía de los Mamíferos de Chile. Chile, Segunda Edición Actualizada, 236 p.

Vicuña (Vicugna vicugna)

La vicuña, que cuenta con dos subespecies: Vicugna vicugna vicugna y Vicugna vicugna mensalis, se encuentra en cordilleras y altiplanos de Chile, Bolivia, Perú y Argentina y, también, hay ejemplares introducidos en Ecuador.

“En Chile, se distribuye desde la Región de Arica y Parinacota hasta la Región de Atacama, cubriendo todo lo que nosotros llamamos el altiplano chileno, el que termina en la Laguna del Negro Francisco, en el Parque Nacional Nevado de Tres Cruces”, explica Iriarte.

En Chile se puede observar en estepas y desiertos entre los 3500 y 5500 m de altitud.

La vicuña es la más pequeña de los camélidos sudamericanos, midiendo entre 1,45 y 1,6 m de largo desde la cabeza hasta el tronco, con una cola de hasta 15 cm y una altura de 80 cm hasta la cruz.

 

Posee colores similares a los del guanaco, sin embargo la vicuña se diferencia por poseer un menor tamaño, un penacho de pelos que sobresalen por su pecho y costados y por tener el rostro café al igual que su cuerpo.

Este herbívoro, que se alimenta principalmente de gramíneas y coirón, se encuentra En Peligro de Extinción (EN).

*Fuente: Iriarte, A. 2021. Guía de los Mamíferos de Chile. Chile, Segunda Edición Actualizada, 236 p.

 

Llama (Lama glama)

Este tímido camélido doméstico que habita en zonas desérticas al sur de Perú, oeste de Bolivia, norte de Chile y en Argentina, es posible encontrarlo cumpliendo la función como animal de carga, siendo capaz de llevar hasta 30 kg de peso en largas y difíciles travesías y, también, se utiliza su lana y carne.

La llama puede medir hasta 1,20 m de altura y 1,20 m entre cabeza y tronco, con una cola de 20 cm.

A diferencia del guanaco, su pelaje es largo y abundante, sin embargo, su lana no es tan larga como la de la alpaca. Dependiendo del largo de su pelaje, la llama puede ser identificada en su variedad khara o pelada, con el rostro y zona inferior sin lana, o como chaku o peluda.

Su color puede variar entre completamente blanca, negra o café, o simplemente una combinación de manchas con esos colores.

Su alimentación está basada en gramíneas y arbustos.

*Fuente: Vaccaro, O., Canevari, M. 2007. Guía de Mamíferos del Sur de América del Sur. Argentina, Primera Edición, 424 p.

 

Alpaca (Vicugna pacos)

La alpaca se distribuye de forma doméstica en el altiplano por el sur de Perú, oeste de Bolivia, norte de Chile y noroeste de Argentina. Principalmente es utilizada por su lana y carne.

Un poco más grande que la vicuña, la alpaca puede medir hasta 1,50 m entre cabeza y tronco con una altura de hasta 90 cm.

Este herbívoro de pastos tiernos se diferencia de la llama porque tiene un cuello largo, hocico corto y pelo largo, fino y bien abundante. Su cuello, cuerpo, brazos y muslos poseen una lana larga y suave, misma lana que tienen en la cabeza en forma de copete, razón por la que los machos tienen casi los ojos tapados por lana.

Es posible diferenciar dos variedades: una de lana larga, abundante y suave denominada suri, y la otra de lana corta y rústica denominada huacaya.

Su color es uniforme y puede ser blanco, café oscuro o casi negro.

*Fuente: Vaccaro, O., Canevari, M. 2007. Guía de Mamíferos del Sur de América del Sur. Argentina, Primera Edición, 424 p.

 

Observando con atención

En la Patagonia, específicamente en el Parque Nacional Torres del Paine o en el Parque Nacional Patagonia, los guanacos son parte del paisaje, siendo posible observarlos en toda su belleza y particular comportamiento.

“En invierno es increíble ver la migración de los guanacos, la que es pequeña y muy local, pero podemos ver como ellos se desplazan a lo largo del territorio buscando buenos pastos, encontrándolos en lugares donde normalmente uno no esperaría verlos. Por otro lado, en verano vemos la dinámica completamente diferente, en donde ellos se van a los pastos más altos una vez que la nieve ya desapareció, teniendo la posibilidad de ver grupos grandes de guanacos con sus crías recién nacidas”, comenta Sergio Godoy, Gestor de Contenidos Territoriales de Explora, agregando que en la Reserva de Conservación Explora Torres del Paine es posible observarlos en grandes grupos.

Por otro lado, en el altiplano andino, es posible ver vicuñas que transitan tranquilamente cerca de los bofedales, humedales y salares que conforman el territorio, y también es posible encontrarse con camélidos domésticos acompañados de sus pastores o en grupos que transitan en fila por el paisaje, Godoy expresa que es muy común ver llamas en los diferentes pueblos que se encuentran entre Atacama y Uyuni.

También, en Perú es posible observar llamas y alpacas siendo parte de la importante cultura viva del Valle Sagrado, viendo cómo estos animales domésticos interactúan con los lugareños.

“La relación de las llamas y las vicuñas con los humanos es bien especial. Es bien especial y respetuosa en el Valle Sagrado, incluso hay ciertos vocablos aymaras y quechuas que utilizan los pastores para dirigirse a estos animales no como un animal de carga propiamente tal, sino como un compañero. Hay un respeto muy interesante”, comenta el gestor de contenidos territoriales de Explora.

Son muchos los amantes de la naturaleza que vienen desde todas partes del mundo al sur del continente americano a observar a estos dos camélidos silvestres y dos camélidos domésticos en sus hábitats. Muchos hacen la comparación de que verlos es igual de impresionante que ir especialmente a África a observar mamíferos ungulados como antílopes o cebras.

“Es importante visibilizar estos camélidos que muchas veces no se les presta la atención que se merecen. Cuando uno va a un parque, uno espera ver al puma o al gato andino, pero los guanacos están ahí y, cuando les pones un poco de atención, te das cuenta de que los camélidos son súper interesantes y de gran entretención observarlos, y que son clave para poder mantener sanos los diferentes ecosistemas que habitan, como los bofedales o la estepa patagónica. Es súper importante darles la visibilidad que se merecen”, expresa Godoy.