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Entre mar, magma y hielo: ¿Cómo se formó el macizo Paine?

Si bien, el Parque Nacional Torres del Paine -el más importante de Chile- tiene una gran cantidad de hitos geográficos como valles, ríos, lagos y glaciares, lo más emblemático y lo más visitado por los miles de turistas que llegan a este lugar todos los años es su gran macizo. Esto ya que el macizo cuenta con una geomorfología única que deja atónitos a los visitantes y que ha permitido dilucidar la hermosa historia de un proceso geológico puntual que ocurrió durante millones de años en este territorio. Dentro de sus montañas, destacan los emblemáticos Cuernos del Paine, la imagen principal que tienen todos los viajeros que acuden año a año a este maravilloso lugar. ¿Cómo se formó el Macizo Paine? A continuación, te lo contamos.

Reconocido por la Unesco como Reserva de la Biosfera en 1978 y elegido como la Octava Maravilla del Mundo en 2013, el Parque Nacional Torres del Paine es un espectáculo natural único en el mundo. Y es que sus montañas, que contrastan con el entorno agreste circundante, forman uno de los paisajes más increíbles del planeta. Sus formas y sus colores desafían a la realidad, y dan cuenta de una historia geológica que data de hace de millones de años.

Si bien, el Parque Nacional Torres del Paine -ubicado en la Región de Magallanes y la Antártica chilena, a 154 kilómetros al noroeste de Puerto Natales y a 399 kilómetros de Punta Arenas- tiene una gran cantidad de hitos geográficos como valles, ríos, lagos y glaciares, lo más emblemático y lo más visitado por los miles de turistas que llegan al parque todos los años, es su gran macizo, elcual comprende las cumbres Paine Grande, Los Cuernos del Paine, Fortaleza, Escudo, Cerro Almirante Nieto y las famosas Torres del Paine.

Lo cierto es que estas montañas cuentan con una geomorfología única que deja atónitos a los visitantes y que ha permitido dilucidar un sinfín de procesos geológicos puntuales que ocurrieron durante millones de años en este territorio. Dentro de sus fascinantes montañas, destacan los emblemáticos Cuernos del Paine, la imagen principal que tienen todos los viajeros Explora que acuden año a año a este maravilloso lugar.

 

 

Como señala el destacado paleontólogo Juan Enrique Bostelmann: “El macizo Paine podríamos decir que es una activación lateral de la cordillera de los Andes. Si tú miras un mapa se ve perfecto el eje de la cordillera y el macizo Paine sale un poquito hacia el Este dentro del relieve, pero está claramente alineado con el eje de la cordillera. Corresponde a un conjunto de elevaciones, de montañas, que están constituidas por dos elementos centrales: Una roca de caja que está compuesta por unidades del Cretácico Superior marinas, rocas sedimentarias, que son la formación de Cerro Toro y Punta Barrosa, que hacen buena parte de los cerros Almirante Nieto y Paine Grande, y después los remanentes del intrusivo, que es un lacolito.”

En otras palabras, el macizo Paine es parte de la cordillera de Los Andes y corresponde a un conjunto de montañas que se componen de dos tipos de rocas completamente diferentes. Por un lado, encontramos rocas sedimentarias compuestas por unidades marinas originadas en el Cretácico Superior (aproximadamente 90 millones de años atrás), y por rocas ígneas compuestas principalmente por lacolito, es decir, material volcánico que se forma en la corteza terrestre a causa de una erupción o subida de lava que no alcanza la superficie.

 

 

Se trata de una formación geológica formada hace aproximadamente 12,5 millones de años, cuando una fuente magma generó una intrusión en forma de lacolito, a través de lo que se conoce como falla Río Nutria, entre las rocas sedimentarias de las formaciones preexistentes Punta Barrosa y Cerro Toro, las cuales se formaron hace aproximadamente 90 millones de años en el fondo del mar.

“En el caso del macizo Paine las rocas marinas cretácicas, que son rocas sedimentarias, son principalmente lutitas, es decir, rocas con un grano muy fino y arenisca. Esto porque esta roca hace 90 millones de años era el fondo del mar, era un fondo abisal, y en los fondos marinos sólo hay partículas muy finitas. Las partículas precipitan y cuando son más pesadas caen más cerca de su fuente, pero a medida que son más finitas, más delgadas, se alejan más y llegan al fondo marino que es lo más lejano de una cuenca. Una característica, también, de los fondos marinos es que no tienen oxígeno, por eso las rocas son de color negro, porque son anóxicas. Eso es lo que constituye esas rocas de caja de Torres del Paine”, agrega el paleontólogo.

Aproximadamente 70 millones de años después de que estas rocas se formaran en el fondo del mar, y posteriormente emergieran a la superficie, ocurrió la intrusión de magma, que luego de 4 intrusiones diferentes no alcanzó a salir a la superficie, pero si pudo deformar el relieve, generando una especie de domo. “Por eso se llaman las rocas de caja, porque son rocas que albergan en su interior al intrusivo, que en este caso es un lacolito, que es un intrusivo más bien aplanado, extendido horizontalmente y de corta extensión geográfica y que está constituido por granitoides o granitos”, puntualiza Bostelmann.

Finalmente, el paisaje que vemos hoy fue transformado por glaciares, que durante distintas glaciaciones -cuyo máximo fue hace aproximadamente 18 mil años- y su continua acción erosiva, dieron forma a los valles y a las montañas, dejando al descubierto el lacolito que permanecía oculto bajo la superficie. Eso explica las diferencias de colores y tonalidades tan características y emblemáticas de Torres del Paine, donde el grisáceo azulado de los granitos contrasta con el negro de la lulita, y dan cuenta de dos procesos geológicos completamente distintos, que ocurrieron con decenas de millones de años de diferencia.

Así, la acción de los hielos, una de las fuerzas erosivas más grandes que existen, modelo las emblemáticas y llamativas formas angulosas de las cumbres, configurando estas características que le entregan al paisaje una belleza escénica única en el mundo, y que les ofrece a los científicos una oportunidad única para estudiar los distintos procesos que han dado forma a nuestro planeta como lo conocemos.

“La geografía de Torres del Paine es tan única y se destaca porque es un hermoso testimonio de un proceso geológico puntual, que además es muy imponente porque las glaciaciones le han dado estas formas tan impresionantes y han permitido que se exponga de una manera muy hermosa, lo que son los granitos con respecto al resto de la roca. Entonces es un excelente lugar para acercar a las personas a la geología, para que la gente pueda reconocer procesos que ocurren en superficie, bajo la superficie y asociadas a la erosión, y reconocer todo eso como parte de un paisaje cambiante, un paisaje que se transforma con millones de años. Estas montañas son la evidencia de un proceso que nos enseña que la tierra, al igual que los seres vivos, es dinámica, que va cambiando con el tiempo, que superpone cosas, que envejece. Lo que pasa es que lo hace a escalas temporales que son muy difíciles de dimensionar para los seres humanos porque son muy grandes, pero presenta el mismo dinamismo que tiene la vida”, finaliza el paleontólogo.