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Desierto & Altiplano

Chile - Argentina - Bolivia

Acerca del Desierto & Altiplano

Los territorios que exploramos y protegemos no se han elegido al azar. En cambio, cada uno de ellos responde a un diálogo consciente entre la naturaleza y la cultura, articulando colectivamente una constelación transcontinental de paisajes naturales y culturales que necesitan una protección urgente.

ATACAMA DESERT CACTUS

En Atacama, la vida aparece incluso en los lugares menos esperados, como los lagos del Altiplano, con una salinidad 10 veces superior a la del mar y un bajísimo nivel de oxígeno. En este ambiente, hostil para casi todas las especies subacuáticas del planeta, vive la artemia, un primitivo micro invertebrado de 1 cm de largo, que constituye un fantástico ejemplo de adaptación a ambientes extremos.

Su depredador es el flamenco, ave típica de las lagunas andinas poco profundas. Su estatura promedio es de 1 m y se le reconoce fácilmente por el color blanco-rosado de su plumaje y por su estilizado vuelo, habitualmente en bandadas.

En lo alto de la cordillera habita el cóndor, el ave más imponente de Los Andes. Otros representantes de la avifauna son la perdiz andina y el ñandú. Descarga el listado de aves que tenemos a disposición de nuestros viajeros o solicítalo en destino para que puedas ir chequeando aquellas que avistas durante tus exploraciones.

Entre los mamíferos se encuentran la llama, la alpaca, el guanaco y la vicuña, todos ellos camélidos nativos de Los Andes. También destacan el zorro colorado y roedores como la vizcacha y la chinchilla.

La flora está compuesta por hierbas y flores como la llareta, la grama salada y el tomillo, y por árboles como el chañar, el pimiento y el algarrobo, característicos por su frondosidad y el agradable remanso que ofrece su sombra.

También hay numerosas especies de cactus, una familia de plantas que, en su adaptación a los climas áridos, se desprendió de sus hojas y se cubrió de espinas en las que concentra el agua. Entre ellos sobresalen el candelabro y el cardón, los que pueden alcanzar 7 m de altura y 70 cm de diámetro.

Atacama desert history

Los primeros exploradores llegaron atraídos por el mito de unas tierras ricas en oro, ubicadas al sur del Imperio Inca. Tras esta pista llegó el español Diego de Almagro, primer aventurero europeo en llegar a Chile y pisar el desierto de Atacama, después de una dramática travesía por la Cordillera de los Andes. Hoy, como entonces, Atacama sigue siendo una experiencia única, de encuentro inolvidable con un entorno generoso en tradiciones, formas y colores.

No hay consenso sobre el origen de la palabra Atacama. Hay quienes la atribuyen al pato Tacama, ave de plumaje negro y pecho blanco que habita las costas de Chile y Perú; otros rastrean su etimología en el kunza, una de las lenguas originarias de la región. Para éstos, provendría de la voz Atchcamar, con la que los antiguos atacameños hacían referencia a la zona. Su traducción sería “cabecera del país”, y el español acomodó su pronunciación a su versión actual: Atacama.

Aunque hay evidencias de seres humanos en estas tierras desde hace 10.000 años, los primeros vestigios de una sociedad organizada corresponden a una trashumante, de cazadores recolectores, desarrollada hace unos 7.000 años.

La cultura Licán Antai o atacameña, como fue llamada por los españoles, habría surgido hacia el año 1.000 a.C., cuando comenzaron a establecerse los primeros asentamientos agroganaderos en torno a los oasis de Atacama.

La construcción de canales para aprovechar las aguas de los ríos permitió la irrigación artificial y el establecimiento de cultivos bajo un ingenioso sistema de terrazas. Los atacameños también trabajaron los metales, la cerámica y los textiles, creando particulares objetos que adquirieron gran importancia en su cultura y religión.

Luego de una breve dominación del Imperio Inca en Atacama, acaecida a mediados del siglo XV, sobrevino la conquista española a partir de 1536, poniéndose en marcha la desintegración progresiva de las comunidades atacameñas, principalmente a partir de la pérdida de su idioma y religión originales.

Atacama Desert Geography

El oasis de San Pedro de Atacama, ubicado a 2.500 msnm, se encuentra en la región chilena de Antofagasta, en pleno desierto de Atacama. El oasis se alimenta de las aguas de los ríos San Pedro y Vilama, que nacen en la montaña de la unión de distintos afluentes.

Por el este lo rodea un cordón volcánico de la Cordillera de los Andes, irregular en elevación y continuidad, cuyas altitudes oscilan entre los 4.500 msnm y 6.000 msnm y en donde destacan los volcanes Licancabur, Lascar y Sairecabur. En este punto encontramos también la zona del altiplano, un macizo que se yergue entre volcanes y que une las fronteras de Chile, Argentina, Perú y Bolivia.

Al oeste se yerguen las cordilleras de Domeyko y de la Sal con promedios de altitud de 3.300 y 2.550 msnm, respectivamente. En esta última se encuentra el Valle de la Luna, una sorprendente superficie de terreno irregular formada por capas de sedimento y rocas verticales de sal, yeso y arcilla.

El sistema hidrográfico de esta zona es endorreico: el agua no llega al mar, evaporándose antes, al tiempo que disuelve las sales del suelo. Cuando la evaporación es mayor que la afluencia de agua, se forman grandes concentraciones de sal, como es el caso del Salar de Atacama, el más extenso del área, situado a pocos kilómetros de San Pedro, con 90 kilómetros de largo y 35 de ancho.

Arriba, en Los Andes y entre los 4.000 y 4.400 msnm, se encuentra la zona del Altiplano o Puna, una gran meseta de amplias y suaves planicies, formadas por material erosionado de montañas y volcanes, que alberga lagos, bofedales, salares y géiseres.

Los géiseres del Tatio: El campo geotérmico más grande de Latinoamérica

El Tatio se encuentra a 95 km de San Pedro y a 4.200 msnm en el altiplano. Cerca de 80 géiseres activos, repartidos en un área de actividad de 10 km2.
Sus erupciones de agua pueden elevarse sobre los 10 m, a una temperatura media de 86ºC. Mediciones más profundas han registrado temperaturas de hasta 240ºC.