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El gran misterio de los Moái: un acercamiento a la sorprendente cultura de Isla de Pascua

Entre las valiosas culturas existentes en las islas que conforman la Polinesia, la cultura Rapa Nui ha destacado por poseer unas de las estatuas monolíticas creadas por el ser humano más increíbles del mundo desde los tiempos pasados hasta la actualidad. La actual importancia patrimonial, el valor ancestral y el significado arqueológico de estas grandes estructuras humanas de piedra tan solo evidencian el increíble pueblo originario que las creó, destacando el arte, la historia y sus tradiciones. En este artículo conversamos con Britton Shepardson, destacado arqueólogo, autor del libro Moai: una nueva mirada a rostros antiguos y fundador de la organización Terevaka Archaeological Outreach (TAO), quien nos comentó interesantes detalles acerca de estas admirables estructuras y la gran importancia de proteger y conocer el valor arqueológico Rapa Nui.

En medio del océano Pacífico, en el extremo oriental del triángulo polinesio, se encuentra la Isla de Pascua o Rapa Nui, un pedazo de tierra de 163,6 km2, de increíble belleza y gran atractivo histórico que es parte de Chile insular.

El pasado geológico de Rapa Nui, el que denota grandes erupciones volcánicas, estima que la isla se originó hace 3 millones de años atrás, mientras se presume que los primeros pobladores provenientes desde la polinesia habrían llegado hace más de 800 años atrás, resultando en el desarrollo de un pueblo originario joven, único y valioso que a lo largo de su desarrollo dejó un increíble legado arqueológico y patrimonial: los maravillosos moái.

Estas grandes esculturas de piedra tienen distintos rasgos, expresiones, tamaños, formas, materiales y ubicación, características que las hacen de un gran atractivo y formulan varias interrogantes en torno a su construcción, traslado, significado y función, ya que son un importante ícono y legado cultural de Rapa Nui.

No es casualidad que los moái sean en la actualidad y hayan sido, durante varios siglos, una atracción para navegantes, viajeros y científicos que han visitado la isla, siendo documentados en antiguas bitácoras de viaje, filmados, fotografiados y, en muchas ocasiones, extraídos de sus sitios originales para exhibirlos alrededor del mundo, práctica que actualmente está regulada y que pretende fomentar la devolución de los ejemplares extraídos en la antigüedad para que vuelvan a su territorio de origen.

El origen y significado de un rostro vivo

El significado de la palabra moái tiene su origen en el idioma rapanui, donde se les denomina a las grandes esculturas de piedra Moai Aringa Ora, lo que significa el rostro vivo de nuestros ancestros, tal como lo indica un artículo del Parque Nacional Rapa Nui.

Dicho alcance, puede indicar el significado y origen de la construcción de estas mega esculturas de piedra, las cuales podrían haber sido creadas a partir del tallado en piedra polinesio para homenajear a sus difuntos reyes y preservar su energía, con el fin de que le otorguen protección a la isla, garantizando fertilidad y abundancia; también, otros afirman que fueron creadas como un ofrecimiento a los dioses.

Según cuenta la historia, la fabricación de los primeros ejemplares de moái se remonta hace casi mil años atrás, pero no es hasta el año 1722 que son descubiertos por los europeos: el explorador y viajero holandés Jacob Roggeveen en 1722 y, más tarde, son dibujados y documentados en los escritos de viaje del español Felipe González Haedo en 1770.

Años más tarde, estas grandes estructuras de piedra fueron estudiadas y analizadas por diversos profesionales con el fin de valorizar el patrimonio cultural y arqueológico de la isla, como fue el caso de Britton Shepardson, destacado arqueólogo, autor del libro Moai: una nueva mirada a rostros antiguos y fundador de la organización Terevaka Archaeological Outreach (TAO), quien realizó su tesis doctoral hace más de 20 años en la isla sobre los moái.

“Mientras más estudias los moái, más te cuentan de la vida antigua de la isla. Son producto de los artesanos y símbolos de trabajo en equipo, ingeniería, conocimientos de física y geología, y nos cuentan sobre el sistema político que hubo en la época”, explica Shepardson, quien enfocó su estudio sobre los moái con el fin de comprender su cronología de construcción, otorgándole un espacio relevante a los intereses de la gente local.

Los moái y sus características

El profundo estudio que realizó el arqueólogo, le permitió analizar a cada moái en detalle, ya que los ancestros de la actual cultura Rapa Nui no creó ninguno igual a otro, resaltando que cada uno de ellos tenía rasgos físicos diversos y estilos muy marcados: algunos con la cabeza más redonda, otros de cuerpo estrecho y alargado, y otros con sus dedos bien preservados, además del material utilizado para construirlos.

También, a simple vista pareciera que todos fueron construidos con el mismo tipo de piedra, pero lo cierto es que fueron esculpidos con cuatro tipos distintos de piedra volcánica: toba lapilli, de color amarillo grisáceo y sólo presente en el volcán Rano Raraku; basalto, de color negro verdoso; escoria roja, de tono rojizo; y traquita blanca, de color gris.

“Yo contabilice 715 moái en toda la isla, pero podría decir que es probable que haya más de 800 a 900 ejemplares. La concentración más grande queda en la cantera de Rano Raraku, siendo la piedra más utilizada para construirlos la toba lapilli”, expresó el arqueólogo, quien agrega que en la cantera de Rano Raraku se pueden encontrar cerca de 400 esculturas en varias etapas de construcción: enterradas, incompletas o simplemente terminadas.

Al estar terminados, estos grandes íconos de la cultura Rapa Nui se pueden encontrar de hasta 14 metros de altura y un peso de casi 10 toneladas, siendo una de las preguntas más comunes el cómo habrían sido trasladados por toda la isla desde los sitios desde donde los esculpían, especialmente desde el volcán Rano Raraku, ya que cada uno era tallado en una sola pieza de roca y a cuerpo completo.

Existen diversas teorías sobre los métodos de traslado de los moái, pero estas dos son las más aceptadas: una indica que los arrastraban con cuerdas hasta depositarlos en su sitio; y otra, que los movían con la ayuda de una plataforma de madera sobre troncos para facilitar el desplazamiento. También, se cree que, al momento de enterrarlos, utilizaban sofisticadas técnicas.

 

El valor cultural de los gigantes de piedra

Todos los moái son de gran importancia patrimonial, ancestral e identitaria de la cultura Rapa Nui, y eso es lo que constantemente los isleños buscan proteger. Existen sitios icónicos donde se pueden observar los moái más emblemáticos de la isla, como los Ahu, que eran sitios ceremoniales o altares con las estatuas encima y con una perfecta alineación con las salidas del sol: como el Ahu Tongariki, el Ahu Nau Nau, el Ahu Akivi o el Ahu Vai Uri.

También, hay otros moái importantes, como el moái Tukuturi, que es una estatua de moái arrodillado; o el moái Hinariru, el que es el moái de cuello inclinado; o el moái Ko Kona He Roa, el cual tiene tallados misteriosos de un barco colonizador.

Son todas estas riquezas históricas y culturales las que impulsaron a Shepardson a crear en 2003 una organización para incentivar a los jóvenes rapanui para que tomen responsabilidades, iniciativas y control en temáticas de ciencias, arqueología, patrimonio, ecología y conservación, lo que fue el impulso para fundar la organización Terevaka Archaeological Outreach (TAO).

“La historia de la isla da cuenta de que hubo siempre un gran espacio entre el mundo científico y los intereses locales, y yo me quise hacer cargo de eso, creando un puente entre ambos, usando la ciencia y la arqueología como un camino para incentivar a los jóvenes locales a que tomen responsabilidad e iniciativa de la isla”, comenta Shepardson.