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Explorando Rapa Nui a través del lente de Guy Wenborne

Aún estaba profundamente oscuro, inquietante y atractivamente misterioso, quiero ser testigo que como nace un nuevo día aquí, no había luna y solo me miraban algunas pocas estrellas a través de la negra nubosidad. Mis sentidos estaban extremadamente alertas a sentir y percibir mi entorno para calmar la ansiedad de posicionamiento y lugar que me demandaba mi cerebro.

Esta fresco, pero no hace frio, podía oler el fragante aroma dulce del pasto local tan característico que me rememora cuantas veces he estado aquí anteriormente, me doy cuenta de lo poderoso que es el olfato para evocar algunos recuerdos específicos. La brisa marina que soplaba el oleaje humedecía mi piel expuesta, sentía el salado sabor del rocío marino explotado en la lucha del mar con la afilada roca volcánica, podía oír y sentir retumbar del oleaje contra las huecas cavidades de estas grandes plataformas volcánicas expuestas en primera línea al choque de la sensual furia del océano pacífico. Aun esta oscuro pero el fino manto nuboso va cediendo a la tenue luminosidad de la vía láctea que me deja percibir levemente mi entorno inmediato. Esta aun todo oscuro, pero ya puedo ver algo de luces y sombras, también oler la humedad a tierra salada y oír el mar, ya veo mejor, ya quiero mirar y observar con mi cámara. Despliego mi trípode de fibra de carbono todo mojado, monto mi cámara fotográfica en el cabezal de bola, aun esta oscuro, pero va aclarando, quiero retratar esa luz de oscuridad cuando acerco mi ojo derecho al ocular de la cámara y miro fijamente en su interior para componer esa oscuridad de sombras y vagas luminosidades. CLICK ..ya está, ya disparé el primer cuadro, el primer retrato a la luz del mes de mayo en Rapa Nui, ya llegué, estoy aquí, feliz de estar aquí nuevamente, me siento bien recibido y con la emoción del entusiasmo por todo lo que se viene en estos 15 días.

Me encanta volver a lugares que conozco bien, es como un encuentro con un amigo entrañable y cómplice de momentos maravilloso. Volver a esta isla es motivo de gran interés y valor para mí, esta será creo la decima vez que estoy aquí, pero no se trata de cuantas veces he venido sino lo bien que me hace estar expuesto a la energía de aquí en la Isla de Pascua. Han sido distintos motivos los que me han traído a esta isla, trabajo fotográfico o viaje familiar, esta vez tengo un encargo, un trabajo fotográfico que realizar para Explora y me encanta mirar con nuevos ojos un territorio que ya está en mí.

Recorrer la isla mas isla, la isla que albergo a los últimos navegantes que exploraron hacia Este la civilización polinésica, una cultura que habito este trio volcánico en los márgenes del tiempo y de la expansión territorial de la polinesia, navegantes oceánicos por excelencia hicieron propia esta isla desarrollando una forma de usos y costumbre únicas que le dan un sello e identidad únicos en el mundo.

Rodeada de un velo de misterio e inquietantes teorías aun no resueltas por completo, no solo es un pedazo de tierra conformado por tres volcanes y abrazada por un inmenso océano  infinito , si no que los humanos que la habitaron hicieron de su precariedad una forma de vida, unos sobrevivientes a lo austero y áspero del territorio y es así como de esa rudeza lograron una sociedad que ha dejado un legado histórico de esculturas megalíticas, una modificación del paisaje que perdura hasta estos tiempos en base a los monumentos pétreos más grandes de toda polinesia.

 

Ya he avanzado varios días en mi trabajo fotográfico y no dejo de impresionarme por la cantidad de preguntas que me saltan en la cabeza, como vivían, como administraban el tiempo, como se organizaban y distribuían el territorio según los recursos disponibles y de cómo administraban el bien más preciado que era el agua dulce. A la vez voy aprendiendo aspectos nuevos de la voz de los extraordinarios guías que me acompañan en las exploraciones y me enriquecen con nuevos conocimientos acerca de la isla y su cultura.

Mi trabajo retratando la isla va tomando cuerpo, enfocándose en la esencia de lo que me motiva visualmente, me sincronizo con la luz y el ritmo local, así sin darme cuenta se van acumulando imágenes que había previsualizado en mi mente y también otras imágenes que nacen de la oportunidad sin esperarlas, es bueno planificar, pero también es muy importante estar alerta a lo inesperado, ojos y mente abiertos a la emoción.

Así fluye el trabajo fotográfico que me permite reflexionar en que es lo que me motiva y atrae de este lugar como para volver tantas veces y seguir deseando volver, aún estoy aquí y ya quiero volver, las fotos siguen fluyendo y plasmando lo vivido, me siento pleno, me siento enfocado y haciendo lo que debo hacer en este momento preciso, quiero estar fotografiando aquí y ahora en Rapa Nui.